Saturday, January 27, 2018

El doctor diagnosticó que, si mi mujer no abortaba, moriría. Por Kirk Barker


No sabía que estaba perdido hasta que fui salvado y no tenía idea de que la forma en que estaba viviendo casi originó la muerte de otra persona.

Soy Kirk Barker, el fundador de Chance Pro-life Advocacy de Cameron. Pasé de no creer a ser seguidor de Cristo Jesús. Como no era creyente, estaba ciego a los milagros de Dios, entre ellos al milagro más importante de mi vida: Dios salvó a mi esposa e hijo hace 16 años.

Kirk y parte de su familia

Durante gran parte de mi vida, no fui creyente. Aunque crecí en la iglesia hasta los 12 años, tras el divorcio de mis padres, le di la espalda a Dios, lo negué. Mis padres habían dejado de llevarme a la iglesia. No podía entender por qué la vida era así. Una excusa que usaba era: "Si hay un Dios, ¿por qué deja que a las personas buenas le pasen cosas malas?" .

Chassidy y yo llevábamos viviendo juntos unos tres meses cuando quedó embarazada en la Navidad de 2001. Planeamos casarnos, pero sin prisas. Dios no era prioritario en nuestras vidas. Puede que hubieramos hablado de religión o fe de vez en cuando, pero Dios no era parte en nuestra toma de decisiones o modo de vivir. El 12 de enero de 2002, cuando nos enteramos de que estaba embarazada, no consideramos el aborto porque sabíamos que era incorrecto y  nos pensábamos casar pronto de todos modos. Estábamos asustados, pero, al mismo tiempo, muy felices.

Sin embargo, Chassidy pronto se puso muy enferma. Perdió 19 kilos en sólo un mes y estuvo hospitalizada la mayor parte del tiempo. Los médicos nunca dieron un diagnóstico oficial pero a mediados de febrero, el médico nos dijo: "No hay nada más que podamos hacer. Si no aborta, morirá". Estaba embarazada de dos meses así que sabíamos que si ella moría el bebé también moriría. Entonces no había dudas entre su vida y la vida del niño.

Los dos estábamos deshechos. Lloramos, tristes y asustados. Ya habíamos sufrido mucho con el deterioro de su salud y ahora  nos hablaban de algo tan difícil como abortar. Era una situación en la que jamás quisiera estar. No quería perder al amor de mi vida pero  tampoco a mi bebé.

Desafortunadamente, seguimos el consejo del médico, una decisión que tomamos juntos. Teníamos todo listo. El 26 de febrero de 2002, fuimos al abortorio - The Women's Center en Nashville, Tennessee. A Chassidy le habían  dado de alta en el hospital. La clínica estaba a unos 30 minutos de nuestra casa. De verdad que no queríamos hacerlo. Estábamos a punto de perder a nuestro hijo. Ni siquiera puedo recordar el viaje en automóvil.

Aparcamos nuestro coche y cuando empezamos a caminar hacia la clínica, vimos un grupo de manifestantes pro-vida. Chassidy estaba un poco nerviosa porque no sabía si ellos iban a comenzar a gritarle. Pero, en cambio, se nos acercaron con sonrisas amistosas, amor y amabilidad. Recuerdo que nos suplicaron que no abortase. Les dijimos que no queríamos abortar y  les explicamos nuestra situación. Fueron empáticos y oraron por nosotros. Estaba muy agradecido de que les importáramos aunque no nos conocieran.

No podemos agradecer lo suficiente a Dios que pusiera en nuestro camino a esos manifestantes pro-vida. Sé que mucha gente los llama agitadores, pero en mi opinión, no violentan a nadie. Están allí compartiendo el mensaje de vida de Dios: Que cada niño es una bendición.

Lamentablemente, entramos a la clínica. Justo antes de que estuviéramos a punto de firmar lo que llamamos "certificado de defunción" de nuestro hijo, Dios respondió esas oraciones e intervino. Mi esposa me miró y me dijo: "No me importa si muero. No voy a matar a nuestro bebé". Me sentí aliviado en ese momento, y sólo tenía la esperanza de que ella de alguna manera mejorara. Nos levantamos y nos fuimos.

Después, simplemente vivimos nuestras vidas. Yo trabajaba. Ella descansaba en casa. Dos semanas después, Dios sanó a Chassidy. Ella dejó de vomitar y mejoró en todos los aspectos. Nunca volvió con el médico que le dijo que abortara. Afortunadamente, encontró un nuevo médico y se encontró a gusto con él porque cuidaba muy bien de ella y del bebé.

El resto del embarazo fue bueno y ella ya se sentía mejor. Nuestro hijo Cameron nació a término el 16 de septiembre de 2002, perfectamente sano, sin complicaciones. Las primeras palabras de la boca de Chassidy fueron: "¡Dios mío, se parece a Kirk!"


Tres semanas después, el 5 de octubre, nos casamos, pero ni siquiera nos casamos en una iglesia, simplemente a través de un juez de paz. Pasaron años antes de que finalmente diéramos nuestras vidas a Cristo.

Hoy tenemos un hijo increíble de 15 años. ¡Alabado sea el Señor!

Sin embargo, esa decisión de matar a nuestro hijo, a pesar de que no lo hicimos, pesó mucho en nuestros corazones durante muchos años. Nos hizo la vida muy difícil. Estábamos enojados con nosotros mismos, enojados con el doctor y enojados por la decisión que queríamos tomar Apenas podíamos hablar de eso.

Tuvimos otro hijo. Esta vez, Chassidy perdió 14 kilos al comienzo de ese embarazo. Pero con la experiencia del primer embarazo, supusimos que ella podría luchar y estaría bien y así fue.

Nuestra hija Caitlin nació el 15 de marzo de 2004.

La vida continuó. A principios de 2007, obtuvimos la custodia de nuestra sobrina y sobrino que tenían uno y dos años. Simplemente, éramos personas felices que tomaban las cosas tal como venían.
Luego, en abril de ese año, perdimos todo lo que teníamos en el incendio de nuestra casa. Nuestro hijo Cameron, de tres años, se encaramó para alcanzar una caja de fósforos, encendió uno y lo dejó caer sobre una silla, prendiéndole fuego. El incendio se extendió rápidamente. Gracias a Dios, mi esposa pudo sacar a los cuatro niños de la casa sin que ninguno de ellos sufriera daños. La casa de alquiler se quemó completamente. Las únicas pertenencias que teníamos estaban en el coche e incluían la camiseta de mi hijo que irónicamente decía: "Futuro Bombero". Hoy nos reímos, pero en ese momento, fue devastador.

Poco después del incendio de la casa, comenzamos a ir a la iglesia, porque intuíamos que necesitábamos a Dios en nuestras vidas. En un principio, fue sólo un tiempo ya que volvimos a alejarnos de Dios. Pero luego mi esposa quedó discapacitada con distrofia simpática refleja, y yo obtuve la custodia de mi hija de 12 años de una relación anterior. Sabíamos que todos nuestros hijos necesitaban más reciedumbre y que estar en la iglesia y acercarse a Dios también fortalecería nuestro matrimonio.

En 2012, fui bautizado, pero no me convertí realmente en seguidor de Cristo hasta que Dios me guió para formar un grupo comunitario cristiano para adolescentes con necesidades especiales. Dios movió a mi familia y a mí a una tierra donde no conocíamos a nadie, para construir algo de lo que nadie había oído hablar. Lo que hizo que mi fe en Dios fuera aún más fuerte. Esta situación me hizo comprender que Dios provee para sus hijos, que todo lo que tenemos, todo lo que atravesamos, es por Su gracia. Ahora entiendo que Dios abre las puertas cuando lo cree conveniente y que todo está en el tiempo de Dios, no en nuestro tiempo. Llegué a entender que había estado viviendo mi vida mal hasta este punto.

Mi momento de redefinición fue cuando tuve la bendición de compartir mi testimonio sobre el aborto en una iglesia católica. Estaba asistiendo a un estudio bíblico no confesional con un grupo de hombres, cuando un sacerdote entró, imagino que Dios le guió para que estuviera allí ese día. De alguna manera, comencé a compartir  nuestra experiencia. Rara vez le había contado a alguien esta difícil historia. El sacerdote me pidió que lo contara en su parroquia, y esto cambió mi vida y la de nuestra familia.

Mi hijo Cameron sabe de su historia y por supuesto agradece  que no lo matamos y es muy pro vida. Incluso ha hablado en eventos conmigo.

Kirk y su hijo Cameron son entusiastas defensores de la vida

Como ya han pasado tantos años, no podemos regresar a las puertas del abortorio y agradecer a esas personas lo que hicieron. Pero sí que nos queda la posibilidad de compartir nuestra historia y ser una luz para la gente. A través de todo esto, Dios sanó nuestros corazones.

El año pasado, escribimos una publicación en nuestra página de Facebook, Cameron's Chance Pro-life Advocacy. Este post fue escrito como agradecimiento a la persona que nos ayudó y para  alentar a otros con situaciones similares a la nuestra:

"Nunca sabremos tu nombre. Puede que ni siquiera sepas que Dios te puso ahí para salvar a nuestro hijo. Hace 14 años, te paraste y rezaste por nosotros. Fueron tus oraciones las que ayudaron a salvar a nuestro hijo. Nunca podremos expresar en palabras nuestra gratitud por lo que hiciste. Que las palabras de este mensaje sean un recordatorio constante del gran trabajo que haces: que sea un recordatorio de que nos hiciste reflexionar y cambiar de opinión. No sabíamos quién eras, pero te preocupaste por nosotros como si fuéramos amigos cercanos. Gracias desde el fondo de nuestros corazones. Te estaremos eternamente agradecidos. ¡Dios te bendiga! "


Bio: Kirk Barker está casado y es padre de tres hijos y fundador de ChancePro-life Advocacy de Cameron. Orador y bloguero provida de Save The 1.


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