Friday, December 30, 2016

Vengo con una bandera de luz que es la vida, por Rebeca Solórzano

Me llamo Rebeca Solórzano. Vengo con una bandera de luz que es la vida.


Nací en 1986. No es frecuente que un bebé venga a este mundo en situaciones tan adversas como fueron las mías: Nacer de una madre enferma, no apta para cuidar un hijo y, más aún, que el nacimiento de ese bebé sea, además, consecuencia de una violación. Y que ese bebé, en tamañas circunstancias, no tenga un padre que vele por ella ni una madre, puesto que ella no me podía  cuidar. Sin embargo, hay historias que parecen milagros y yo soy un milagro.

No tuve la oportunidad de vivir con mi madre biológica, pero en cambio llegaron dos seres llenos de luz, que se convirtieron en mis padres adoptivos.

Mi padre es carpintero y mi madre ha trabajado en oficios varios. Crecí con ellos, en una familia humilde. Mis padres siempre lucharon por su niña. Lucharon con paciencia y arduo trabajo hasta lograr que fuera capaz de valerme por mí misma. No fue fácil, pero esto me dió fortaleza para afrontar retos en mi vida y darme cuenta de lo que realmente quería. En esta familia maravillosa viví durante 23 años de mi vida. Hace 8 años que conozco mi origen y hoy lo comparto.

Hay una voz en mi interior que sabe que la vida es valiosa sin excepción y agradezco infinitamente que me concedieran la gracia de vivir y ser la mujer que hoy soy. El destino me ha proporcionado experiencias y he aprendido de ellas.


Cuando estudiaba tuve la oportunidad de ir a un intercambio a Chile. Ahí conocí a  personas con grandes talentos, entre ellos conocí a quien hoy es mi esposo, un hombre con un gran corazón. Juntos hemos tenido tres hermosos hijos, los cuales crecen y aprenden a pasos agigantados.


Hoy agradezco la gran herencia que en vida han dejado mi familia y amigos. Este legado es la certeza de que el éxito en la vida no se consigue sólo saliendo en TV o haciéndote famoso como muchos piensan sino luchando y triunfando en cada batalla que vives por mínima que parezca. Amando y agradeciendo los detalles más pequeños y la humildad que, a veces, olvidamos para con los demás.

 Hoy por hoy, soy consciente de mis orígenes y éstos me ayudan a afrontar la vida con valentía. Esto quiero transmitirlo a las generaciones venideras desde mis hijos hasta los que por alguna razón lean esto. La vida es el regalo más grande que podemos tener y las decisiones que tomemos en ella definirán nuestro destino.


Tengo un compromiso con la vida y la defenderé con todo mi corazón, porque a mí me dejaron vivir. Es tiempo de proteger la vida de las nuevas generaciones que formarán una nueva nación en el mundo.



Rebeca Solórzano, escribió este testimonio para Salvar El 1 con la intención de que su historia pueda ayudar a otras personas que pasen por algo parecido.

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